sábado, 19 de marzo de 2016

COLOMBIANOS, OREMOS EL SANTO ROSARIO URGENTE

SANTO ROSARIO POR QUE SON 15 MISTERIOS NO 20.
El arma de la Santísima Trinidad para ablandar los corazones.
El “Salterio de la Virgen María”, se fue consolidando en la edad media como la “herramienta” para las personas sencillas que no sabían leer o que no tenían libros, para reemplazar el rezo del Salterio, es decir los 150 Salmos de la Biblia, que los religiosos tenían que rezar cada semana.
Santo Domingo recibe el rosario de Maria
Pero detrás de esta adopción hay una historia sobrenatural, la aparición de la Virgen María a Santo Domingo de Guzmán entregándole el arma para destruir las herejías y ablandar la almas endurecidas

LA VIRGEN MARIA SE APARECIO A SANTO DOMINGO DE GUZMAN Y LE REVELO EL SANTO ROSARIO ( 150 SALUTACIONES EN HONOR A LOS 150 SALMOS, DIOS QUERIA QUE ASI FUESE, ASI LO DIO POR MEDIO DE MARIA Y DIO 15 PROMESAS, POR ESTO NO SON 4 MISTERIOS SINO 3 LOS DADOSPOR LA VIRGEN MARIA, NADIE PUEDE CAMBIAR ESTA VOLUNTAD DE LA VIRGEN APROBADA POR DIOS PADRE)
La Hermana Lucía de Fátima dijo en 1957, la más hermosa apología que se puede hacer del Rosario.
“La Virgen Santísima en estos últimos tiempos en los que vivimos ha dado una nueva eficacia al rezo del Rosario hasta el punto que no hay ningún problema, no importa lo difícil que sea, ya sea temporal o, sobre todo, espiritual, en la vida personal de cada uno de nosotros, de nuestras familias, de las familias del mundo, o de las comunidades religiosas, o incluso de la vida de los pueblos y naciones, que no pueda ser resuelto por el Rosario.
No hay problema, te digo, no importa lo difícil que sea, que no se pueda resolver por la oración del santo Rosario. Con el Santo Rosario, nos salvaremos; vamos a santificarnos; vamos a consolar a nuestro Señor, y obtener la salvación de muchas almas”. Conversación entre Sor Lucía de Fátima y el P. Fuentes, 26 de diciembre 1957

DE LOS SALUDOS A MARÍA AL AVE MARÍA
En la historia, rara vez una devoción aparece de repente. A la pedagogía divina a menudo le llevasiglos para preparar las almas para recibirla.
El Rosario, se puede decir, se deriva de la costumbre de los primeros cristianos de agradecer a la Virgen María por todos los beneficios que había traído a la humanidad; tales son los versos de Sedulio en el siglo V.
El Ave Maris Stella y la Salve Regina,entre otros, surgieron de una inspiración similar. Todo tipo de salutaciones florecieron en la piedad del clero y de los laicos. Esta forma de piedad fue desarrollada especialmente durante la Edad Media a raíz de la gran devoción mariana inspirada por San Bernardo.
La contemplación de la Virgen María, sus privilegios, y los favores que otorga a sus hijos se consideraban una alegría superior a todas las otras alegrías. Fue a esta gozosa piedad del “Salve, Virgen” que se le dio el nombre de Rosario.
En la Edad Media, el símbolo de la alegría era la rosa. Coronar la cabeza con una guirnalda de rosas (una guirnalda) era un signo de alegría. La Virgen María fue incluso llamada “un jardín de rosas.” En latín medieval, un jardín de rosas es rosarium.
Se estimó que en cada saludo, la Virgen María misma experimentaba el eco de la alegría de la Anunciación. No era sólo una cuestión de animarse uno mismo con el pensamiento de la Virgen; el objetivo era también alegrar el corazón de María.
Los saludos fueron concebidos comomuchas rosas espirituales presentados a la Virgen María para modelar para ella una corona, una corona de flores. A cambio, la Virgen colocaría sobre las cabezas de sus hijos una diadema invencible de gracias espirituales.
fieles orando el rosario e irak

CÓMO SURGIÓ EL AVE MARÍA
En este fervor por saludar a la Virgen, no es de extrañar que el saludo más popular fuera tomado directamente del Evangelio,de los episodios de la Anunciación y la Visitación, que todo el mundo sabe:“Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo : bendita tú eres entre las mujeres” (Lc 1,28).. “Bendita tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre” (Lc 1:42).
Estos dos saludos formaron la primera parte del Ave María. De acuerdo a la opinión común, se unieron en torno al siglo XI. A principios del siglo XVII, la segunda parte del Ave María no estaba todavía en el uso general, y el Ave menudo quedaba incompleta, comprendiendo sólo la primera parte.

LA INSTITUCIÓN DEL ROSARIO POR SANTO DOMINGO
En vano uno esperaría encontrar en la literatura de los siglos XIII y XIV un informe detallado de la institución del Rosario por Santo Domingo. Ese no era el género literario de la época. Estos escritores estaban más ansiosos para edificar a sus lectores, que era más importante que escribir la historia.
Los orígenes del Rosario son, pues, como si estuvieran cubiertos por una sombra misteriosa. La providencia lo quiso así, con el debido respeto a los racionalistas modernos. Es un secreto entre la Virgen María y de su siervo Domingo.
Pero sería una gran impiedad y asombrosa falta de sentido común y razón utilizar esta sombra para negar a Santo Domingo la invención de esta oración como los modernos lo hacen
El Toro Consueverunt Romani Pontífices (1569) de San Pío V escribe muy claramente que Santo Domingo inventó y luego propagó en toda la santa Iglesia romana un modo de oración, llamado el Rosario o Salterio de la Santísima Virgen María, que consiste en honrar a la Santísima Virgen por la recitación de 150 Ave Marías, de conformidad con el número de salmos de David, añadiendo a cada década de Aves laOración del Señor y la meditación de los misterios de la vida de nuestro Señor Jesucristo.
En la Bula Monet Apostolus (1573), que instituyó la solemnidad del Santo Rosario, el Papa Gregorio XIII recuerda que Santo Domingo con el fin de desviar la ira de Dios y obtener la ayuda de la Santísima Virgen, instituyó esta práctica piadosa que se llama Rosario o Salterio de María.
En 1724, después de haber contradictores a la atribución del Rosario a Santo Domingo, Benedicto XIII pidió a la Congregación de Ritos estudiar la cuestión. El promotor de la fe, Próspero Lambertini, futuro Benedicto XIV, estableciéndose en la tierra firme de la tradición romana, aniquiló las objeciones. El 26 de marzo, 1726, Benedicto XIII hizo obligatoria las lecciones del Breviario Romano para los Maitines de la fiesta de 7 de octubre, enseñando que
“María recomienda a Santo Domingo la predicación del Santo Rosario a las personas, dándole a entender que esta oración sería un auxilio excepcionalmente eficaz contra las herejías y los vicios”.
velas y rosario fondo 
LA EVIDENCIA DE DOCUMENTOS DEL SIGLO XIII Y XIV
Es fácil demostrar que la costumbre de recitar un número específico de Ave Marías no se practicaba; en una palabra, no constituía una institución antes de la época de Santo Domingo, simplemente porque no hay ningún documento ni tradición que hagan mención de ella.
Pero es sorprendente y convincente observar quedesde la época de Santo Domingo, los signos de esta devociónha sido adoptada por todos, desde las clases cultivadas a la gente humilde, desde el claustro al mundo.
El número de 50 y de 150 Ave Marías, aparece en los archivos de una manera significativa.
Los documentos son numerosos para demostrar que, en los conventos y monasterios de la Orden Dominicana, desde el siglo XIII, se recitaron grupos de Ave Marías, ya sea 50 o 150 o 1000….
Citemos el hermoso testimonio sobre elRey San Luis, cada noche, el rey se arrodillaba cincuenta veces y cada vez que él se arrodillaba lentamente recitaba un Ave María.
El uso de cuentas invadió todos los rangos de la sociedad en ese momento también. En París, había no menos de tres compañías que hacían este producto.
Desde el principio, los primeros predicadoresdemostraron ser muy celosos en la difusión de la devoción de Santo Domingo al Rosario. Los dominicanos, dispersos por los cuatro rincones de la cristiandad, iban a tener una influencia decisiva en la expansión del Rosario y su implantación en todas las clases de la sociedad. El Reverendo Padre Mortier, OP, eminente historiador de la Orden Dominicana, escribió:
La Orden fundada por Santo Domingo desarrolló desde sus inicios, de una manera extraordinaria, la devoción de la práctica del Ave María. Esto es indiscutible.
Pero el Rosario no era sólo una nueva y hermosa costumbre de honrar a la Virgen por la repetición de la salutación angélica. Desde la época de Santo Domingo, el Rosario apareció como un arma contra los enemigos de la Iglesia.
Un documento histórico muestra a Santo Domingo victorioso por el empleo de esta oración en una famosa batalla contra los herejes. Se trata de la primera victoria del Rosario, adquirida en Muret, cerca de Toulouse, el 12 de septiembre en 1213.
Ochocientos caballeros católicos, convocados por el Papa Inocencio III, se vieron enfrentados por aproximadamente 34.000 tropas enemigas (los cátaros fueron reforzados por tropas de España dirigidas por Pedro II de Aragón).
Domingo con el clero y el pueblo entró en la iglesia de Muret, y él los hizo rezar un Rosario después de otro. Cinco meses después del suceso, un notario de Languedoc observa la humildad de Domingo, que no duda en rezar el Rosario (una oración muy humilde, una oración de la gente); y remarca su agilidad para completar las coronas, es decir, ofreciéndolas una después de la otra.
La victoria de los caballeros católicos, encabezados por Simón de Montfort fue brillante y milagrosa. Las crónicas relatan que los enemigos de la religión cayeron unos sobre otros como los árboles de un bosque bajo las sierras de un ejército de leñadores.
Pero antes de ser una alabanza a María, antes de ser un brazo providencial para la defensa de la cristiandad, el Rosario era por encima de todo método de la predicación.
Por recomendación de nuestra Señora, Santo Domingo predicó los misterios de la fe, y al mismo tiempo hizo que sus audiencias oraran el Padrenuestro y Avesmaría. Él actuó de esta manera porque el discurso, por muy brillante, no bastaba para convertir.
Sólo la gracia de Dios puede romper resistencias secretas del alma, y esta gracia sólo puede ser obtenida por la oración. Es la oración del apóstol en primer lugar, y Santo Domingo se pasaba las noches en oración.
Este método fue especialmente adecuado para la destrucción de la herejía cátara. Para los cátaros, el mundo físico es la obra del maligno, el diablo. Por lo cual Dios no podría haber asumido un cuerpo humano en el vientre de una virgen y morir en una cruz para salvarnos. De este modo, negaban los misterios de la Encarnación y de la Redención, blasfemando contra la Santísima Virgen, y reconocieron en la oración del Padre Nuestro un apego supersticioso.
Si la ausencia de la predicación católica había favorecido la implantación del catarismo, la predicación popular de los misterios del Rosario se unía a la oración del Padrenuestro y el Ave por lo que era el remedio radical a este flagelo.
maria entrega el rosario a santo domingo

¿COMO OBTUVO EL ROSARIO SANTO DOMINGO?
En cuanto a la manera en que el Rosario se le dio a este gran santo, ¿fue por los caminos ordinarios de la gracia, es decir, mediante una simple inspiración? ¿O fue más bien bajo la forma de una visión celestial de que el santo guardó el secreto y durante el cual la Virgen María habría instruido y consolado a su discípulo?
La última solución no puede ser rechazada. Debe tener nuestro favor, porque es de una venerable tradición, también favorecida por la Iglesia y demasiado arraigada en la memoria de los fieles para ser sólo una leyenda piadosa.
¿Dónde fue la revelación?  Los ciudadanos de Toulouse la colocan en el bosque de Bouconne, no muy lejos de su ciudad, donde Santo Domingo fundó su primer convento. La Iglesia de Puy dice que fue en su catedral. El P. Petitot habla de una tradición que sitúa el evento en el santuario de Prouille en Languedoc, al pie de la aldea de Fanjeaux, el lugar en Santo Domingo fundó las monjas dominicas contemplativas, y de dónde envió a sus primeros frailes predicadores a toda Europa el 15 de agosto de 1217.
Se sabe que la Santísima Virgen se apareció varias veces a Santo Domingo durante su vida. Nuestra Señora, que tenía la costumbre de hablar a Santo Domingo, también podría haber hablado con él sobre el rosario varias veces, en la medida que esta devoción iba a ser muy importante en la historia de la Iglesia.
La Virgen se le apareció en la capilla. En su mano sostenía un rosario y le enseñó a Domingo a recitarlo. Dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias. Esto fue en respuesta a las oraciones de Santo Domingo.
En el año 1214 Santo Domingo estaba angustiado porque estaba fracasando en su intento de convertir a los herejes cátaros albigenses.
Santo Domingo se lo atribuyó a la profundidad y gravedad de la pecaminosidad de los herejes y al mal ejemplo de los católicos.
Así que se fue solo al bosque y lloró y oró continuamente por tres días para aplacar la ira del Dios Todopoderoso. Azotó su cuerpo y torturó su carne. Por el ayuno, el dolor y el agotamiento, él pasó a un estado de coma.
En esa circunstancia Domingo experimentó una aparición de María Santísima, mientras estaba en estado de coma, que unió a Santo Domingo con el Rosario.
La Inmaculada apareció con tres ángeles y le pidió a Santo Domingo,
“Querido Domingo, ¿sabes qué arma quiere usar la Santísima Trinidad para reformar el mundo?”
La respuesta de Domingo fue que la Santísima María sabría mejor que él porque ella es parte de nuestra salvación.
María respondió:
“Quiero que sepas que, en este tipo de guerra, el arma siempre ha sido el Salterio Angélico, que es la piedra fundamental del Nuevo Testamento. Por lo tanto, si quieres llegar a estas almas endurecidas y ganarlos a Dios, predica mi salterio”.
La “salutación angélica” es la oración “Ave María” y el Salterio son los 150 salmos. Por lo tanto, ella quería 150 Aves María – lo que es el Santo Rosario hoy – agrupadas en 5 décadas de Ave Marías con los 5 misterios correspondientes para contemplar.
Introduciendo el Padrenuestro de acuerdo con las instrucciones de la aparición se consolidó el diseño del Rosario de Santo Domingo. Lo dividió en un rosario de quince misterios y los agrupó en tres grupos de cinco décadas cada uno.
Las agrupaciones fueron designadas como Misterios Gozosos, Misterios Dolorosos y Misterios Gloriosos.
Después de esta aparición Domingo predicó el Santo Rosario a los herejes Cátaros albigenses inconversos.
Este diseño ayudó a los herejes cátaros albigenses a comprender mejor y a imitar la vida virtuosa de Nuestro Señor Jesucristo y de la Inmaculada Virgen María.
El rosario se mantuvo como la oración predilecta durante casi dos siglos.
Cuando la devoción empezó a disminuir, la Virgen se apareció a Alano de la Rupe y le dijo que reviviera dicha devoción.
La Virgen le dijo también que se necesitarían volúmenes inmensos para registrar todos los milagros logrados por medio del rosario y reiteró las promesas dadas a Santo Domingo referentes al rosario
Es entonces cuando revela las promesas para quien lo rece con devoción.



LAS QUINCE PROMESAS
DE LA VIRGEN MARÍA
A QUIENES RECEN EL ROSARIO 
[1]


1.- El que me sirva, rezando diariamente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.
2.- Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3.- El Rosario será un fortísimo escudo de defensa contra el infierno, destruirá los vicios, librará de los pecados y exterminará las herejías.
4.- El Rosario hará germinar las virtudes y también hará que sus devotos obtengan la misericordia divina; sustituirá en el corazón de los hombres el amor del mundo al amor por Dios y los elevará a desear las cosas celestiales y eternas. ¡Cuántas almas por este medio se santificarán!.
5.- El alma que se encomiende por el Rosario no perecerá.
6.- El que con devoción rezare mi Rosario, considerando misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá muerte desgraciada; se convertirá, si es pecador; perseverará en la gracias, si es justo, y en todo caso será admitido a la vida eterna.
7.- Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin auxilios de la Iglesia.
8.- Quiero que todos los devotos de mi Rosario tenga en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia, y sean partícipes de los méritos de los bienaventurados.
9.- Libraré pronto del purgatorio a las almas devotas del Rosario.
10.- Los hijos verdaderos de mi Rosario gozarán en el cielo una gloria singular.
11.- Todo lo que se me pidiere por medio del Rosario se alcanzará prontamente.
12.- Socorreré en todas sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
13.- Todos los que recen el Rosario tendrán por hermanos en la vida y en la muerte a los bienaventurados del cielo.
14.- Los que rezan mi Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.
15.- La devoción al santo Rosario es una señal manifiesta de predestinación a la gloria.


1. La tradición atribuye al beato Alan de la Roche (1428 aprox. - 1475) de la orden de los dominicos el origen de estas promesas hechas por la virgen María. Es mérito suyo el haber restablecido la devoción al santo rosario enseñada por Santo Domingo apenas un siglo antes y olvidada tras su muerte. Para más información sobre este beato pueden verse los artículos en inglés publicados en Catholic Online con el título "Bl. Alan de la Roche" y enThe Catholic Enciclopedia con el título "Alanus de Rupe". [Volver]


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Historia del rosario

Virgen del Rosario, dominicos

Prólogo

         Entre las devociones con que el pueblo cristiano honra a la Virgen María sobresale el santo rosario; es la reina de las devociones marianas. Múltiples son las razones de esta afirmación. Destacamos algunas de ellas. 

 El rosario tiene raíces muy profundas en el alma del pueblo cristiano. Para orar por un difunto, para pedir por una necesidad, para ejercitar la oración en familia... los cristianos recurren al rezo de esta devoción de manera espontánea.

 El rosario tiene una base escriturística amplia y sólida: sus misterios y sus oraciones están tomados de testos bíblicos. Esta oración es un resumen del Nuevo testamento.

 Difícilmente se puede encontrar una síntesis más armónica de  oración mental y vocal que el rosario; en él se ora con los labios, se medita con la mente y se ama con el corazón.

 La historia de la salvación está perfectamente presentada en sus momentos culminantes en los misterios del rosario.

 Cuando a algún sacerdote, por dificultades especiales, hay que dispensarle el rezo del oficio divino, frecuentemente se le conmuta por el rezo del rosario.

 La Virgen María, en apariciones tan sólidamente cimentadas por la actitud de la Iglesia jerárquica como las de Lourdes y Fátima, ha pedido esta práctica piadosa.

 Los santos, sobre todo los de los últimos tiempos, han excitado al pueblo cristiano, con sus exhortaciones y ejemplo, a la práctica de esta devoción.

 Los Papas, en incontables documentos de su magisterio, han recomendado insistentemente el rezo del rosario.
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Prehistoria

         El Rosario, como forma actual, tuvo su prehistoria y su evolución. No fue una fórmula precisa y fija que la Virgen le entregara a Santo Domingo, tal como se representa en la iconografía. Ya se representaba así en dos cuadros del siglo XIII, destruidos en la revolución francesa y en los que aparecía la Virgen dando el rosario a santo Domingo. Con este tipo de representaciones iconográficas se trata de expresar el dono de la obra de santo Domingo, debida, aunque con elementos previos, a una iluminación sobrenatural, que le hizo estructurar y extender esta devoción en sus elementos fundamentales. Santo Domingo nace en 1170 y muere el año 1221. ¿Cuál es su obra como fundador del rosario? ¿Con qué prehistoria se encontró? Naturalmente se trata de la primera parte del Ave María, ya que el “Santa María” y las partes siguientes no se generalizaron en el rosario hasta principios del siglo XVII. Y hasta parece seguro que el nombre de “Jesús”, añadido a la primera parte del rezo avemariano, no se generalizó hasta mediados del siglo XIII.
         El rosario, como se verá, tuvo una evolución muy varia hasta obtener la forma actual, establecida por la autoridad de la Iglesia. Pero antes – ya se verá la parte que santo Domingo tuvo en ello- el caso, escribe el P. Getino, era saludar insistentemente a la Virgen, dirigirle esa gratísima salutación que le dirigieron el Ángel y santa Isabel, contemplar con ese dulce acorde su vida y, más aún, la de su Hijo divino, mezclar en esas guirnaldas de rosas marianas algunos Padrenuestros (que esos sí se rezaban completos), y entregarse al amor y a la imitación de la Madre de Dios por medio tan sencillo.”  
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El rezo del Ave María en el siglo XIII

Es inútil buscar el rezo difundido del Ave María antes del siglo XII. Sólo se encontraría en algunas liturgias, no exentas de interpolaciones. Lo que sí se rezaba era el Padrenuestro.
Hacia el siglo XII no hay nada que merezca una consignación sobre el rezo del Ave María. Las homilías de los Santos Padres y los cánones de los Concilios recomiendan mucho la recitación del Símbolo de la fe, el Credo, y la oración dominical; pero el Ave María no aparece recomendada hasta finales de esa centuria, y eso una sola vez.  A veces se encuentran citados casos esporádicos, anecdóticos, del rezo del Ave María. San Pedro Damián habla de un religioso que todos los días iba ante el altar de la Virgen y le cantaba la salutación angélica.
http://www.dominicos.org/espiritualidad/imagenes/rosario/Virgen.gifEn la crónica de san Bartolomé de Carpineto, se lee que el monje Oliverio murió recitando la salutación angélica, lo que también consta de otro monje, Reinaldo de Clairvaux, en tiempo de san Bernardo, que tenía sus delicias en repetirla.San Ayberto, que murió en la primera mitad del siglo XII, recitaba cada día cincuenta Avemarías; el monje Josión, algo posterior, cinco; una cierta Eulalia, de la que habla el Menologio cisterciense –aunque no es seguro que sea del siglo XII- también rezaba ciento cincuenta veces la salutación angélica. También recitaba un abundante número de Avemarías, Cesario Heisterbach que vivió en tiempos de Alejandro III y murió en 1240. Se cuenta asimismo de una señora, sin indicación de nombre, que recitaba la salutación angélica al ir a la iglesia y al encontrarse con alguna imagen de la Virgen, según refiere el Belvacenses. Del monje Bertoldo, benedictino del siglo XII, se dice que aprendió a recitar el Padrenuestro, el Símbolo y la salutación angélica. Hay que advertir que de san Ayberto consta que a las  Avemarías “añadía las palabras de santa Isabel.”
Las vidas de san Norberto, san Bruno, san Bernardo, santa Hildegarda y demás bienaventurados del siglo XII nada nos ofrecen de recitaciones avemarianas a pesar de su devoción a la Virgen. Las Constituciones de sus Órdenes respectivas guardan silencio en este siglo, lo mismo que las Constituciones de Concilios, Sínodos y Pontífices. No sólo no aparece prescrito   el rezo avemariano a los clérigos, sino que ni siquiera a los legos que no sabían reza el  Oficio divino. Solamente en los estatutos de Guigués se preceptúa a los legos rezar trescientos Padrenuestros por cada difunto. (Mabillón)
Solamente hay una disposición de carácter general en que se manda por Eudes de Sully,obispo de París, en 1298, que los presbíteros enseñen y se aprenda por los fieles el rezo del Padrenuestro, el Credo y la “Salutación  a la Bienaventurada Virgen” No se sabe el efecto que esto tuvo en la diócesis de París, pero se diría que el terreno se iba haciendo propicio al rezo avemariano. Como se ve, el rezo del Ave María no era usual, sino esporádico y anecdótico. Pero en adelante cambiaría.
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Santo Domingo y el rezo del Ave María

          ¿Qué se sabe de santo Domingo en relación con el rezo de  las Ave María? No abundan los documentos pues consta que muchos han desaparecido. Sin embargo, hay datos de interés para saber su acción en la estructura fundamental, en el modo de hacerlo y el influjo que esto tuvo en otros. Desde primera hora se registra el modo de orar tan peculiar que él tenía: en los caminos, en las posadas, en las iglesias y en las salas capitulares. Unas veces oraba en silencio, otras en voz alta perfectamente perceptible. Así lo narra el pequeño libro “Modos de orar de Santo Domingo”, escrito probablemente por Fr. Gerardo de Teutona. Este fraile asistió al capítulo general de Luca en 1288 y entregó allí el documento en que recogía todo lo que había podido saber de él de labios de Sor Cecilia, discípula predilecta del santo. En él se dice que santo Domingo oraba moviéndose “con gran agilidad, levantándose y arrodillándose...” “A veces hablaba en su corazón y apenas se le oía y quedaba en  genuflexión como en éxtasis” (stupefactus diu valde) Con este ejemplo, haciendo más que diciendo, enseñaba a los frailes de este modo. Estos modos de orar los practicaba en todas partes.
          ¿Qué oraciones tenía en este acompasado rezar con innumerables genuflexiones? En la obra citada se dice que con ello “enseñaba a los frailes”. Lo que éstos hacían se sabe por  Galvano de la Fiamma: “Además hechas (por los frailes) las dichas devociones a la Virgen bienaventurada, unos se arrodillaban cien, otros doscientas veces entre día y noche y decían otras tantas veces el Ave María.”
          Si esto copiaron los discípulos de él es que era una manera predilecta y usual de orar de santo Domingo- Galvano de la Fiamma dice que Fray Teutónico “en todas sus alabanzas a la Virgen decía el Ave María de rodillas.” Y en el citado libro de los “Modos de orar”, en el códice de Bolonia, de principios del siglo XV, pone dibujos en los que aparece santo Domingo orando en las características formas que él tenía; en el frontal del altar ante el que reza, se pone dos veces el Ave María, y en otro de los grabados pone el “Gratia”
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El "Ave María" y la Orden

          El beato Jordán de Sajonia, sucesor inmediato de santo Domingo de Guzmán en el gobierno de la Orden, después de unas prescripciones litúrgicas, manda que, al final de cada uno de los salmos prescritos, se rece el Ave María “con genuflexión”. Y Gerardo de Frachetto en su obra “Vitae Fratrum", obra del siglo XIII, en la que recogió todos los datos que se sabían de los primeros días de la Orden, por precepto de su Maestro General, que asimismo dio orden a los conventos que se le informase de todo lo que se supiese, cuenta  de un fraile que ante una tentación, se fue delante de una imagen de la Virgen y le rezó la “salutación angélica arrodillándose según costumbre”. Este tipo del frecuentísimo uso del Ave María con genuflexiones vino a ser, en el siglo XIII, ordinario en la Orden. Lo mismo sucedió con las religiosas. Así, entre las informaciones realizadas en 1270 en Ruan, acerca de los milagros de santo Domingo, se lee de una joven monja de aquella población, llamada Perrette, sobrina del P. Beaulieu, confesor del rey san Luis, que mientras rezó cien Avemarías, arrodillándose, se curó de una enfermedad. De otra dominica llamada Estefanía Ferrete, del convento de Unterlinden, durante cincuenta años recitó diariamente ciento cincuenta Avemarías, arrodillándose otras tantas veces o poniéndose “en venia” o postración. Santa Margarita de Hungría, hija del rey Bela, recibida en la Orden por el beato Humberto, y la beata Benvenuta Boyani, también dominica del siglo XIII, rezaban diariamente mil veces el Ave María, acompañándola la primera de rodillas y la segunda de postraciones o “venias”. El propio san Luis, rey de Francia, recitaba cada día cincuenta Avemarías, arrodillándose a cada una.

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La formulación del rezo 

 El rezo arrodillado del Ave María era una práctica en la Orden dominicana legislada por el propio fundador. El beato Raimundo de Capua, sucesor de santo Domingo, escribe que fundó una milicia de seglares – “Milicia de Jesucristo”- vinculada a la Orden. A sus miembros les mandó “rezar a diario un cierto número de Padrenuestros y de Avemarías que rezarían en lugar de las horas canónicas”.Gregorio IX, en la bula que aprueba esta Milicia, establece que por cada hora canónica digan siete padrenuestros y por cada hora del oficio de la Virgen siete Avemarías. Esos cuarenta y nueve Padrenuestros y cuarenta y nueve Avemarías se diría que son la confirmación pontificia a lo establecido por santo Domingo. Empieza a aparecer el primer elemento del Rosario. Era alabanza  a María y protesta también contra los albigenses que negaban que María fuese madre de Cristo. Así lo atestigua el escritor Moneta de Cremona.
En las Beguinas de Gante- un pueblo entero de mujeres piadosas dirigido por dominicos- y cuya Regla data de 1234, se lee: “Cada Beguina...debe rezar cada día tres guirnaldas, orando, que se llaman “Salterio de la bienaventurada Virgen.” En un documento del año 1227 se manda rezar por los difuntos el “Psalterium beatae Mariae Virginis”. Si las “guirnaldas” constan de cuarenta y nueve Ave Marías – por imitar al salterio de oficio divino diario, las tres “guirnaldas” son ciento cuarenta y siete Ave Marías. El Rosario avemariano empieza prácticamente a constituirse en estos momentos.
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          En la “Regla de San Sixto” del convento de las dominicas de San Sixto en Roma y, dada por Santo Domingo, mientras las monjas de coro tiene que rezar el Oficio  divino, a las “legas” les impuso el rezo de “una guirnalda”. Y en el convento de dominicas de Santo Domingo el Real de Madrid – el único de monjas que fundó personalmente  Santo Domingo en España- hay un códice en pergamino que dice: “copiado del antiguo que se usaba cuando el Santo fundó el convento.” En él se reglamentan los rezos; y el número de Ave Marías es numeroso y lo han de hacer muchas veces. Así, por ejemplo, al levantarse dirán “en los días feriales 28 Pater noster y otras tantas Ave Marías”.
 La regulación de los rezos para los novicios, en el Oficio de la Virgen, es muy interesante como consta en un códice del siglo XIII. Después de los maitines de la Virgen, el novicio “meditará”  “cum ardore” los beneficios de Dios: “la Encarnación, Nacimiento, Pasión y orar cosas generales semejantes....” y terminando la meditación de todo ello con el “Pater noster et Ave María”.
          El rezo del Ave María, que se encuentra en el siglo XII rezado circunstancialmente por alguna que otra persona, en el siglo XIII, ya en sus principios, se recita al lado de Santo Domingo con una generalidad asombrosa; sus frailes lo hacen objeto de sus amores después de Completas; lo tienen en lugar de Oficio divino los socios de la Milicia de Jesucristo; lo reciben las monjas y novicios y forma parte del rezo obligatorio de los legos, de lo que pudiéramos llamar su Oficio divino.
          Pero no sólo con Santo Domingo florece y se extiende el rezo del Ave María, sino que va a florecer en forma de “quincuagenas”, que es el número del Rosario, ya en su primera época. Las genuflexiones que se hacían, y a las que acompañaba por regla general el rezo avemariano, era normalmente el de 50 o múltiplos de este número. Como antes se ha visto, los frailes “imitaban” a Santo Domingo en sus rezos que era “recitar con genuflexiones” el Ave María, lo que hacían “unos, cien y otros, doscientas veces".
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El rezo del Avemaría en algunos países de la Europa medieval

          En Bélgica tenía esta costumbre santa María de Oignies, discípula predilecta de dos grandes amigos de Santo Domingo. También se señalan los nombres de Beatriz de Florival, Ida de Jesús, Margarita de Iprés y, sobre todas, las Beguinas de Gante que rezaban las 150 avemarías.
          En Alemania se cita a Cristina Ebnerim, célebre mística dominica del convento de Engelthal que diariamente saludaba a la Virgen con 100 avemarías, y Estefanía Ferretti, dominica de Comar que, durante cincuenta años recitó a diario las 150 avemarías.
          En Italia la beata Benvenuta Boyani recitaba el Ave María centenares de veces al día; ya en el siglo XIII.
          En Suiza, las dominicas de Toesz, en la primera mitad del siglo XIV recitaban también las 150 avemarías.
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Resumen del primer período de la historia del rosario 

 El Ave María en forma de cincuentenas no tiene, en este período, una estabilización fija, como se comprueba en la consulta que María de Tarascón, hermana de Clemente IV y favorecedora de los dominicos, hace al Capítulo General preguntando “qué número de Padrenuestros y de Avemaría” sería el más conveniente para rezar por dicha reunión capitular. Así lo contó su hermanos al historiador  Gerardo de Frachet que lo narra en su “Vitae Fratrum”. Si quisiéramos resumir la obra de Santo Domingo con respecto al Avemaría, reflejada en su obra y en las costumbres de sus discípulos,  se puede afirmar que su preocupación fue introducir el rezo avemariano : a) en el Oficio de la Virgen para los clérigos. b) en lugar del Oficio divino para los hermanos cooperadores y para los cofrades de la Milicia de Jesucristo, hoy Dominicos Seglares y c) fuera del Oficio prefiriendo en este caso las cincuenta avemarías.
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El Rosario como objeto devocional o “contador  de cuentas”

          Es obvio que en tiempo de Santo Domingo no existía el rosario-objeto devocional tal y como lo conocemos hoy. Existía, no obstante, un tipo de “contador”  para el rezo múltiple del Paternóster y se llevaba a la vista. Cuando el beato dominico Marcolino de Forli, siglo XIV, rezaba a diario cine Padrenuestros y cien Avemarías, llevaba las cuentas a la vista –en palabras del beato Juan Domínici- y lo hacía “siguiendo la costumbre de los hermanos conversos”. Tal contador de Padrenuestros era muy usado por los dominicos pero es de uso anterior a ellos y figura en estatuas y en sepulcros, aunque con diez o doce cuentas solamente. Estas cuentas eran corredizas y otras estaban formadas por nudos; ambas fueron usadas también para el rezo del Rosario, ya que éste no lo tuvo propio al principio hasta que se estableció ya la fórmula rosariana. En la primera época es difícil identificarlos como contadores de Padrenuestros o de Avenarías. Aparecen frecuentemente como “hilos de cuentas”.

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Se imponen los contadores de cuentas rosarianas

         En las actas del Capítulo Provincial de Orvieto, año 1261, se mencionan los contadores de Padrenuestros del tipo de “hilos” que usaban los hermanos conversos. Del mismo género eran, al parecer, los que usaban Santa Inés de Montepulciano, 1317, y otras dominicas de los siglos XIII, XIV y XV. El historiador P. Mezard examina dieciocho casos de dominicos anteriores a Alano de la Roche que llevaban “corona, rosario o paternóster”, como más generalmente se le llamaba. El que Santa Catalina de Siena regaló al padre de su amiga Alesia tenía cien cuentas. Igual que el del beato Marcolino de Forli, dominico de la misma época. Hasta  en esos”hilos” prendió el  lujo. En uno de 1333, el “hilo” tenía tres cuentas de ámbar, dos de cristal, dos de coral, etc. El Capítulo provincial de Orvieto de 1261 manda a los hermanos conversos traer un paternóster que no sea de ámbar ni de coral. Pero no indica el número de cuentas ni de avemarías que agregaba a los Padrenuestros.
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